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Friday, March 11, 2011

La Devoción

Comienza en un punto del amor a nosotros mismos. Se puede decir de la devoción es esta danza permanente con la existencia donde el amor personal basado en las preferencias y gustos personales comienza a disolverse pues ya no existe o en mucho menos medida el bagaje de las heridas pasadas y de las ilusiones que categorizan las situaciones y las personas como aquello que es amable, bueno, malo, deseable o no deseable. Desde la devoción el amor es este flujo interminable de energía nutritiva que va desde el amor propio absoluto e incondicional que somos y el reconocimiento que simplemente SOMOS. Que somos parte del todo y que El Padre-Madre Dios o la Fuente existe en nosotros tanto como nosotros siendo parte de la creación existimos permanentemente en ella y que nunca ha existido ni existió una separación que esta es solamente la ilusión creada para poder vivir la dualidad en el afán de la expansión de la creación y esta separación simulada y velada por la percepción recreada por todas las capas donde a través de las existencias, en la tierra y en otros mundos hemos creado realidades donde nos olvidamos de quienes somos incluso cuando estamos desencarnados esta energía de la que somos el contenedor sigue operando y crean la ilusión de lo que estamos viviendo esta recrea las situaciones que nos provocan las mismas emociones a través del tiempo con diversos personajes hasta que nos damos cuenta que el mundo afuera solo refleja la realidad que llevamos dentro. Tanto amor o tanto desamor como existe en nuestro interior, tanto caos o armonía como tenemos adentro, los conflictos con los demás que son solo partes de nosotros que no hemos amado que pensamos que es difícil o imposible integrar y amar completamente.

La devoción es entonces la entrega sin perderse, desde el amor por si mismo que llega a la complacencia del otro como si fuese uno mismo, sin dramas pues lo inconsciente funciona en menos medida como mecanismo para controlar, accesar y tomar la energía de el otro pues hemos comprendido que cada uno de nosotros tiene la capacidad y la conexión permanente con esta fuente inagotable de energía amorosa de la que hemos “nacido” y a la que podemos volver cada vez en cualquier momento.

Puesto que ya hemos llegado al centro de quienes somos y desde este centro expendemos la energía amorosa hacia todos los seres y toda la creación. Esta entrega del amor hacia el otro y su bienestar en cualquier forma sea física o menos física es entonces un gesto del amor reflejado hacia nosotros mismo puesto que podemos aceptar y amar cada rincón y gesto de nuestra propia existencia encarnada. Esto no quiere decir que el otro se vuelve la única razón de nuestro existir pues va mas allá de la estructura social del amor dirigido especialmente a una sola relación o una persona es el amor que sobrepasa los limites de la individualidad y de la condicionalidad. Este vaivén de energía amorosa nace una creación permanente de realidades que refuerzan la armonía y la creación como la expresión mas alta de la energía individual y colectiva.

Así en cuanto mas nos movemos hacia el amor incondicional por nosotros mismos la realidad del amor incondicional alrededor nuestro es posible y las ataduras energéticas traducidas en dramas y luchas de poder terminan para dar paso a una gran libertad basada en la soberanía de cada persona que encarna en un cuerpo humano sobre la tierra. La devoción es entonces el descubrimiento de la fusión individual de la energía propia en la de la fuente desde la unidad, la disolución de la identidad para reconocerse como parte de este compartir infinito de su amorosa creación.

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